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jueves, 25 de mayo de 2023

MÉRIDA

 MÉRIDA

EMERITA AUGUSTA

Mérida, según la tradición historiográfica, fue fundada como colonia romana en el año 25 a. C. por orden del emperador Octavio Augusto para servir de retiro a los soldados veteranos (eméritos) de las legiones V Alaudae y X Gemina; de ahí su nombre romano de Emerita Augusta, aunque hay propuestas para fechas más tempranas. La ciudad, una de las más importantes de toda Hispania, fue dotada con todas las comodidades de una gran urbe romana y ejerció de capital de la provincia romana de Lusitania desde su fundación y como capital de toda la Diócesis de Hispania durante el siglo IV. Tras las invasiones bárbaras, a partir del siglo V d. C., Mérida siguió siendo una importante ciudad del Reino Visigodo de Hispania en el siglo VI, convirtiéndose en capital del reino, la Urbs Regia, antes de que lo fuera Toledo. En el año 713 la ciudad cayó en manos musulmanas, los cuales la convirtieron en capital de la Cora de Mérida. Los mozárabes emeritenses se rebelaron repetidamente contra la autoridades califales en el siglo IX y la ciudad comenzó un lento declive. Mérida fue reconquistada por las tropas cristianas de Alfonso IX de León en 1230. En reconocimiento a su pasado esplendor, en 1983 fue designada capital de la comunidad autónoma de Extremadura.

Tiene el título de «Muy Noble, Antigua, Grande y Leal Ciudad de Mérida».


Basílica de Santa Eulalia (Mérida)

La basílica martirial de Santa Eulalia de Mérida es un edificio religioso que se encuentra en la ciudad de Mérida (España). Se considera un núcleo muy importante del nacimiento del cristianismo en la península ibérica.

Según los investigadores, fue el primer templo cristiano erigido en Hispania tras la Paz del Emperador Constantino; esta iglesia fue por tanto edificada como basílica martirial en memoria de Eulalia de Mérida; por ello se convirtió, durante los albores de la Edad Media, en lugar de peregrinaciones que llegaban desde el Occidente Europeo y desde el Norte de África; al mismo tiempo la noticia del martirio de su titular se divulgó por todo el imperio romano y con sus reliquias se erigieron numerosas iglesias especialmente en la Europa occidental.

A su vez la historia de este templo se enmarca en la historia de la Iglesia Emeritense y en su singular relación con los Papas; esta basílica martyrium fue reerigida sobre los restos de la original en el siglo XIII por la Orden de Santiago como su Iglesia Capitular, y hasta finales del siglo XIX formó parte del Patrimoni Petri, es decir el Patrimonio de la Santa Sede.

Construida extramuros de la ciudad antigua, es una bella construcción levantada originalmente en el siglo IV, sobre el túmulo funerario de Santa Eulalia y en las inmediaciones del lugar donde, según la tradición, fue inmolada la niña mártir. Templo famoso en la Cristiandad, por el martirio de Eulalia, fue enseguida enriquecido por los obispos y arzobispos de Mérida, pero en el que se dejaron sentir los embates consiguientes a la invasión árabe y de aquellos ricos mármoles y pavimentos de mosaicos, de los dorados artesonados que alababa el poeta Aurelio Prudencio no queda nada.

El templo actual se levantó en el siglo XIII, sobre la misma planta de la basílica original y reaprovechando algunos materiales, tras la reconquista de Mérida por Alfonso IX.

La Basílica, aparte de su significado religioso, merece ser visitada y contemplada con detenimiento. Es la única construcción plenamente medieval que se encuentra en la capital extremeña. Destacan las capillas laterales al altar mayor y la puerta derecha de la fachada, de estilo románico, poco frecuente en Extremadura y en el que ya empiezan a notarse influencias del gótico. En el interior destaca el artesonado que cubre sus bóvedas, los capiteles y columnas, algunos de los cuales proceden del templo visigodo.





Puerta de la Villa

Se trata de una plaza en cuyo centro se alza una fuente con una estatua femenina de bronce. Representa a la arqueología como una mujer, vestida a la usanza romana, portando un ramo de laurel en una de sus manos. La escultura es obra del afamado escultor local Juan de Ávalos. Ésta se hizo en homenaje a los arqueólogos que iniciaron las excavaciones en Mérida a comienzos del siglo XX.

Desde esta plaza se abre la calle de Santa Eulalia, verdadera arteria vital de la ciudad que perpetúa el que fuera eje de la Colonia romana, el decumanus Maximus. Esta vía seccionaba la urbe de oeste a este, desde la puerta del puente sobre el Guadiana hasta donde nosotros nos hallamos ahora, lugar en el que estuvo ubicada otra puerta, de ahí que esta plaza reciba el nombre de Puerta de la Villa.

Junto a la plaza se encuentra la Sala Decumanus que en los restos de su parte inferior nos muestra un fragmento del decumanus maximus, con sus losas de diorita y cuarcita, así como restos de los pórticos que la flanqueaban. Ya dentro de la citada Sala, merece la pena admirar un testimonio arqueológico singular. Se trata de un aljibe romano utilizado por los primeros cristianos de la localidad como improvisada iglesia. La prueba que corrobora esta circunstancia es la presencia, en una de las paredes de este deposito, de una corona de laurel en cuyo interior se representa el anagrama de Cristo.



Museo Nacional de Arte Romano

El Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (España) (MNAR) fue inaugurado el 19 de septiembre de 1986 en su emplazamiento actual, obra del arquitecto Rafael Moneo. Se trata de un centro investigador y difusor de la cultura romana donde, además de acoger los hallazgos arqueológicos de la antigua ciudad romana Augusta Emerita, se celebran congresos, coloquios, conferencias, cursos, exposiciones y otras muchas actividades de ámbito nacional e internacional. Es uno de los edificios Patrimonio de la Humanidad de la Unesco como parte del Conjunto arqueológico de Mérida.

Los precedentes del Museo Nacional de Arte Romano se remontan al siglo XVI, cuando don Fernando de Vera y Vargas, señor don Tello y Sierra Brava, comenzó a formar una importante colección epigráfica en su palacio. Su hijo, el conde de la Roca, la mantuvo y aumentó, colocando algunas piezas en la fachada del edificio, que fue derribado a finales del siglo XIX. En el siglo XVIII vamos a asistir a la creación de dos colecciones de piezas arqueológicas, una en la Alcazaba de Mérida y otra en el Convento de Jesús Nazareno (actual Parador Nacional). Desde entonces, a raíz de varias excavaciones, así como de muchos hallazgos fortuitos, las colecciones antes citadas se van a incrementar notablemente.

En 1838, como consecuencia de la Desamortización, el Estado decidió ceder la Iglesia de Santa Clara (donde actualmente se encuentra el Museo Visigodo), con objeto de que en dicho edificio se instalaran las piezas arqueológicas emeritenses. El primer inventario, realizado en 1910, reflejó la existencia de un total de 557 objetos.






En ese mismo año, bajo la dirección del catedrático de Arqueología de la Universidad de Madrid José Ramón Mélida y del erudito local Maximiliano Macías, se iniciaron las primeras investigaciones arqueológicas con una metodología más o menos científica en diversos puntos de la ciudad: teatro, anfiteatro, circo, necrópolis... gracias a las cuales, cuando en 1929 Mélida y Macías dan al poco más que suntuoso almacén un formato museográfico, los fondos alcanzaban las 3.000 piezas.







Tras la Guerra Civil se reanudaron las excavaciones en la ciudad, que, de forma bastante regular, se siguieron realizando sistemáticamente. Siendo conscientes las autoridades de que la antigua Iglesia de Santa Clara no tenía espacio suficiente para albergar los nuevos descubrimientos, y con el decidido impulso del entonces director del Museo José Álvarez y Sáenz de Buruaga, se empezó a pensar en la creación de un nuevo edificio para mostrar y almacenar mejor la arqueología emeritense, hasta que por fin en 1975, con motivo del bimilenario de la ciudad, se decide la creación del Museo Nacional de Arte Romano (por R.D. de 7 de julio), el primero que, fuera de Madrid, tuvo el rango de nacional.








Pocos años más tarde, en 1979 el proyecto del edificio fue encargado al arquitecto Rafael Moneo Vallés quien lo llevó a cabo entre 1980 y 1986, siendo inaugurado el 19 de septiembre de 1986 por SS. MM los Reyes de España, en presencia del presidente de la República de Italia Francesco Cossiga, como una forma simbólica de renovar los antiguos vínculos. Actualmente el museo alberga más de 36.000 piezas, habiendo recibido en este tiempo más de cinco millones de visitantes, y actuado como el motor de la transformación radical del turismo de Mérida.














Alumnos del Programa José Saramago 50+
Universidad de Castilla La Mancha





Teatro romano de Mérida
El teatro romano de Mérida es un teatro histórico levantado por la Antigua Roma en la colonia Augusta Emerita, actual Mérida (España). Su creación fue promovida por el cónsul Marco Vipsanio Agripa y, según una fecha inscrita en el propio teatro, su inauguración se produjo hacia los años 16-15 a. C. «Príncipe entre los monumentos emeritenses», como lo denominó el arquitecto José Menéndez-Pidal,1​ el teatro es Patrimonio de la Humanidad desde 1993 como parte del conjunto arqueológico de Mérida.

El teatro ha sufrido varias remodelaciones, la más importante durante el siglo I d. C., cuando se levantó el frente escénico actual, y otra en época de Constantino I, entre los años 333 y 337. El teatro fue abandonado en el siglo IV d. C. tras la oficialización en el Imperio romano de la religión cristiana, que consideraba inmorales las representaciones teatrales. Demolido parcialmente y cubierto de tierra, durante siglos la única parte visible del edificio fueron las gradas superiores, bautizadas por los emeritenses como «Las Siete Sillas». Las excavaciones arqueológicas en el teatro comenzaron en 1910 y su reconstrucción parcial en 1962. Desde 1933 alberga la celebración del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.





Historia
La construcción de teatros en la Antigua Roma respondía más a intereses políticos que a los gustos del pueblo romano, que prefería acudir al circo a ver carreras de carros y al anfiteatro a ver combates entre gladiadores y animales. Desde el teatro la autoridad realizaba una eficiente propaganda de ella misma y del modo de vida romano, tanto a través de la majestuosidad del edificio y su decoración como de los mensajes que desde su escenario se podían transmitir. La construcción del teatro emeritense se proyectó junto con la del adyacente anfiteatro en el momento de fundación de la ciudad romana. Varias lápidas inscritas indican que el cónsul Marco Vipsanio Agripa, patronus coloniae, fue el patrocinador de la obra y que ésta se inauguró entre los años 16 y 15 a. C.2​3​ Estos edificios de espectáculos no podían faltar en una colonia romana, creada además con magnificencia para servir de instrumento de romanización.




El uso del edificio durante varios siglos hizo necesarias algunas reformas. Así, en algún momento del siglo I d. C., ya fuera en época de la dinastía Julio-Claudia​ o de la posterior dinastía Flavia, se levantó el actual frente de escena, que se volvió a reformar entre los años 333 y 337 junto con la vía que rodea el edificio.`Debido en gran medida a la implantación oficial del cristianismo en el siglo IV, religión que consideraba inmorales las representaciones teatrales, el edificio dejó de utilizarse y fue abandonado. Con el paso del tiempo algunas de sus partes se derrumbaron y otras se cegaron con tierra. Durante siglos únicamente fue visible la parte superior de su graderío con las bóvedas de los vomitorios hundidos, por lo que los habitantes de la ciudad creyeron ver siete grandes asientos, «Las siete sillas», donde según la leyenda se sentaban otros tantos reyes moros para deliberar sobre el destino de la ciudad.

El peristilo del teatro, zona ajardinada ubicada detrás de la escena.

Peristilo
Más allá del postcaenium, igual que en los teatros de Pompeyo y de Ostia, se abre un peristilo, una zona ajardinada para esparcimiento que en origen estaba acotada en sus cuatro lados por una doble columnata formada por columnas de granito basto que estaban embellecidas con un recubrimiento de estuco y pintura. Al fondo de este peristilo cuadrangular, alineado con el eje del teatro y la valva regia, existe una pequeña estancia rectangular en la que se han hallado varias piezas de interés. En principio se interpretó como una biblioteca, pero el descubrimiento de varias estatuas, entre ellas el célebre retrato de Augusto velado como Pontifex Maximus y otro de Tiberio, además de varias inscripciones relacionadas con el culto imperial, llevaron a interpretar que el lugar se destinó a este culto, que después radicaría en el Templo de Diana.​

En la esquina norte del peristilo, elevadas sobre el nivel del jardín, están las letrinas, y al oeste los restos de la conocida como Casa-basílica o Casa del Teatro, construida tras el abandono del teatro.16​ Esta residencia es uno de los ejemplos más interesantes de la arquitectura doméstica de Mérida,17​ cuenta con un patio rodeado de columnas y pilastras y varias habitaciones, algunas rematadas con forma de ábside y la mayor de todas con pinturas murales que representan figuras humanas a tamaño natural.



Excavación y reconstrucción
El conocimiento de la existencia del teatro emeritense, sorprendentemente, es bastante reciente. A principios del siglo xx, después de muchas centurias de abandono y despojo, todavía el edificio se hallaba cubierto de tierra, sobresaliendo únicamente el hormigón de la summa cavea, llamada «Las siete sillas». En 1910 se iniciaron las excavaciones que dirigió el arqueólogo madrileño José Ramón Mélida. La estructura del teatro apareció desnuda en gran parte, con una cavea desprovista de los sillares de granito que formaban los asientos, las piedras de la scaena tiradas intencionadamente y la fachada posterior, cuyo extremo superior siempre estuvo descubierto, despojada de sus potentes sillares. Sin embargo, el sólido núcleo de opus caementicium ha soportado el tiempo, el abandono y el saqueo hasta nuestros días y ha conservado la estructura básica del complejo.

Desde 1933 alberga el desarrollo del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, con lo cual recupera su función original y trasciende el mero ornamento. La reconstrucción de la demolida scaena comenzó en 1962 bajo la dirección del arquitecto José Menéndez-Pidal y Álvarez, durante unas intervenciones que también recolocaron parte de los sillares de las gradas, recompuso algunos vomitorios y parte de la columnata del peristilo, partes que nos hacen imaginar el aspecto que el teatro debió tener en origen.








Descripción
La traza y orientación del edificio siguen fielmente las reglas del tratado De architectura de Marco Vitruvio, y responde a un modelo típicamente romano, ya establecido anteriormente en construcciones como el desaparecido Teatro de Pompeyo en Roma y el Teatro de Ostia, que todavía se puede contemplar. El recinto se concibió para acomodar a unos 6000 espectadores y se ubicó junto al anfiteatro lejos del centro de la urbe, en su extremo sudeste, cerca de las murallas, que se levantaban por la zona posterior de ambos edificios.





Escena
La scaena se conforma como un pulpitum o plataforma elevada sobre el nivel de la orchestra, de gran amplitud con sus sesenta metros de ancho y siete de fondo. Su frente, el proscaenium, adopta una sinuosa configuración mediante entrantes que alternan forma de rectángulo y semicírculo y queda delimitado en sus extremos por dos pequeñas escaleras que comunican el pulpitum con la orchestra. En el suelo de esta plataforma, que en origen estaría recubierta de madera, se han podido distinguir algunos orificios que serían el lugar de encaje de las escenografías. En este mismo sentido, algunas piedras con agujeros junto a la puerta central de la escena se interpretan como cajas donde se introducirían los periatti, prismas triangulares que evolucionaban con diferentes decorados según la naturaleza de la representación: tragedia, comedia o sátira.

Con un efectismo propiamente teatral, el telón de fondo de la scaena se yergue como una estructura monumental de diecisiete metros de altura y de gran riqueza decorativa, el frons scaenae. Su planta adquiere un gran dinamismo a base de entrantes que de nuevo combinan líneas rectas y curvas y que rompen la linealidad de su basamento. En el entrante central, que es semicircular, se abre la puerta principal, valva regia, por donde hacían presencia los primeros actores. Simétricamente, a ambos lados, se abren otras dos puertas en entrantes rectangulares, llamadas valva hospitalia. El alzado de este frente escénico fue reconstruido durante el siglo XX. ​








Gradas y orchestra
El lugar elegido responde a razones topográficas, pues las gradas aprovechan la pendiente natural del cerro de San Albín, algo que sin duda ayudó a economizar esfuerzos y materiales constructivos. Más de la mitad de la cávea (gradas) semicircular del teatro aprovecha la pendiente del cerro, de modo que su fachada externa apenas tiene desarrollo, si bien hay que tener en cuenta que el nivel de la vía que la rodea se elevó sobre la calzada original en la etapa de Constantino I, como muestran los escalones necesarios para descender a los vomitorios de entrada.




Anfiteatro de Mérida
El anfiteatro de Mérida es un antiguo recinto para espectáculos de luchas de gladiadores que fue construido por el Imperio romano en la colonia de Augusta Emerita, actual Mérida (España), a finales del siglo I a. C.. Su construcción se planificó junto a la del adyacente y famoso teatro romano, con el que conformaba la gran área pública de espectáculos de la capital de la Lusitania. Fue abandonado hacia el siglo IV d. C. y hasta principios del siglo XX permaneció parcialmente enterrado.​


Historia
La construcción del anfiteatro se planificó junto con la del teatro y se levantó muy poco después. Según se deduce de las inscripciones halladas en su interior, fue inaugurado en el año 8 a. C. Con esta obra se completaba el proyecto de dotar a la colonia Augusta Emerita, ya entonces capital de la provincia Lusitania, de una gran área pública para espectáculos, acorde con su categoría política y administrativa. Este edificio estaba destinado a las luchas entre gladiadores, entre fieras o entre hombres y fieras, las denominadas venatio, que junto a las carreras en el circo fueron las preferidas por el pueblo romano.

El anfiteatro tiene forma elíptica, con un eje principal de 126 m y uno menor de 102 m, mientras que la arena mide 64 m por 41 m. Las gradas o cáveas tienen espacio para 14000 personas.

Como en casi todos los edificios romanos de este tipo, sus gradas se dividen en tres sectores: ima, media y summa cavea —inferior, media y superior—. De la superior no quedan apenas restos.



Pórtico del Foro Municipal
El foro romano municipal de Mérida fue construido en la colonia romana de Augusta Emerita, que fue fundada en el 25 a. C. por Octavio Augusto, para los soldados eméritos licenciados del ejército romano, de dos legiones veteranas de las guerras cántabras: Legio V Alaudae y Legio X Gemina. La ciudad fue la capital de la provincia romana de Lusitania. El término emeritus significaba en latín "retirado", y se refería a los soldados jubilados con honor.

El Pórtico del Foro, que se encontraba cerca del Templo de Diana, fue construido en el siglo I, y consta de un edificio porticado con un muro donde se albergan varias hornacinas destinadas a estatuas encontradas en este lugar. El pórtico fue restaurado en el siglo XX y los restos encontrados se hallan expuestos en el Museo Nacional de Arte Romano.

Se trata de la esquina de un pórtico monumental que formaba parte del grandioso programa propagandístico del antiguo Foro Municipal de Augusta Emerita.

Estuvo íntegramente revestido de mármol, como se aprecia en algunas zonas. Gira en torno a una plaza rodeada por un canal. Los entablamentos están sostenidos por grandes columnas corintias. Sobre ellas descansa un ático con metopas en las que se alternan medallones con cabezas de Júpiter-Amón, Medusa y cariátides portando cráteras.

Los muros de cierre presentan grandes hornacinas en las que iban dispuestas tanto estatuas de la familia imperial como de dioses y mitos ligados a la historia de Roma y a la familia de Augusto.

Éste pórtico fue erigido hacia mediados del siglo I a imagen y semejanza del Foro de Augusto en Roma.






Templo de Diana 
El denominado Templo de Diana es un templo romano construido en el siglo I d. C. en la ciudad de Augusta Emerita, capital de la provincia romana de Lusitania, actual Mérida (España). Se levantó en el foro municipal de la ciudad romana siguiendo la configuración habitual de los templos de la antigüedad clásica y es el único edificio religioso romano que ha perdurado en Mérida en un aceptable estado de conservación. En realidad estaba dedicado al culto imperial, no a la diosa Diana, y debió ser uno de los templos principales de la urbe, a juzgar por su dedicación y por el lugar preeminente que ocupaba en el espacio urbano.​ Desde 1993 está declarado Patrimonio de la Humanidad como parte del Conjunto arqueológico de Mérida.

El llamado templo de Diana estaba emplazado en lo que fue el foro central de Mérida, próximo al cruce de las dos vías principales de la ciudad, el cardo y el decumano, cuya línea sigue la actual calle de Santa Eulalia, y sería uno de los edificios monumentales que acotaron este espacio. Orientado de norte a sur, su fachada posterior sería paralela al decumano. Dentro del espacio amplio del foro, el templo se concibió con su propio recinto ajardinado, abierto al foro, mediante un pórtico de pilastras y con dos estanques frente a las fachadas mayores.

Las columnas se apoyan sobre basas áticas y tienen el fuste estriado. Sobre los capiteles de orden corintio en algunos tramos pervive la viga del arquitrabe, cuyo adorno original podemos adivinar por algunos fragmentos recuperados en las excavaciones. 



Arco de Trajano
El conocido como Arco de Trajano de Mérida (España) es un arco monumental romano que recibe esta denominación debido a que en su momento se pensó que era un arco triunfal.1​ El arco ha sido conocido tradicionalmente en la ciudad como «de Trajano», sin ningún fundamento que lo relacione con ese emperador.

Es un arco de medio punto que tiene una altura de unos quince metros, incluyendo los dos metros de su base que ahora quedan enterrados bajo el pavimento. La luz de su arco es de casi nueve metros y de un extremo al otro de sus contrafuertes cuenta con trece metros. El material empleado para su construcción fue el granito, con el que se recortaron de manera regular grandes sillares y dovelas de 1,4 m de altura. En origen estas piedras estaban recubiertas ornamentalmente con mármol, como parece indicar la serie de orificios que se aprecian en dovelas y sillares.



Museo de Arte Visigodo
La colección Visigoda está ubicado en la antigua Iglesia de Santa Clara, inmueble barroco edificado en la primera mitad del siglo XVII. En este lugar coexistián la colección visigoda y la romana hasta que esta úlitma se trasladó al Museo Nacional de Arte Romano.

La colección visigoda, la mejor colección de la escultura visigoda peninsular, fue formándose paulatinamente desde el siglo XVI a partir de colecciones de particulares y del interés de ciertos eruditos.

La colección comprende varios grupos: el conjunto constituido por las piezas decoradas procedentes de la estructura arquitectónica de los templos, como pilastras, cimacios, capiteles, dinteles y frisos decorados. Otro grupo es catalogable como mobiliario litúrgico, como pilastrillas de altar, mesas y pies de altar. El tercer conjunto lo forman los nichos u hornacinas; el cuarto está formado por placas de cancel como elemento mobiliario litúrgico. Finalmente, hay otro grupo constituido por una pila bautismal, un fragmento de canalización decorada y algunas inscripciones.


Alumnos del Programa José Saramago 50+
Universidad de Castilla La Mancha
Fuentes:
https://es.wikipedia.org/wiki/M%C3%A9rida_(Espa%C3%B1a)
https://turismomerida.org/que-ver/coleccion-visigoda/


MÉRIDA EMERITA AUGUSTA por ÁNGEL SOTOMAYOR RODRÍGUEZ es con licencia Atribución-NoComercial-SinDerivadas 4.0 Internacional